La educación inclusiva supone una actitud y un compromiso con la tarea de contribuir con una educación de calidad para todo el alumnado, sin excepción alguna.
Una escuela inclusiva trata de encontrar maneras de educar con total éxito al todos los alumnos, en una visión global e interactiva de los problemas. Además, pretende aumentar la participación de todo el alumnado en la comunidad escolar, identificando y minimizando las barreras al aprendizaje.
La verdadera inclusión debe comenzar desde los primeros años enseñando a aceptar que todos somo únicos y diferentes, igual que los demás, y que esas diferencias nos hacen mejores y nos enriquecen. Es imprescindible que la escuela contribuya a enseñar en la igualdad y en la diversidad.
La inclusión implica que todos los alumnos aprendan juntos, independientemente de cualquier rasgo que pueda diferenciarlos unos a otros. Es importante lograr una escuela en la que no haya requisitos ni mecanismos de selección.
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