Muchas veces el cerebro de algunas personas tiene la dificultad de respuesta y organización de la información que nuestros sentidos captan, como los olores, sabores o texturas y que algunas veces suponen tener una «sobrecarga sensorial». Uno de los efectos que pueden hacer sentir a los más pequeños molestos o agobiados son los sonidos fuertes o simplemente las texturas de algunos alimentos.
Hay dos problemas de procesamiento sensorial, y hay en algunos casos en los que se produce una mezcla de ambos. Uno de ellos es la extrema sensibilidad que hace que se produzca una evasión sensorial o todo lo contrario, que no tengan sensibilidad, resultando en la búsqueda sensorial.
Síntomas de las dificultades del procesamiento sensorial
Si eres la madre o el padre del niño, así como su maestro, puedes observarlo. En primer lugar, el detonante donde se vea la estimulación sensorial que abruma al hijo/ alumno y en segundo lugar, el tipo de problema de procesamiento sensorial que tiene el niño. Los niños que evitan esta estimulación sensorial reaccionan a desencadenantes como ropa o lugares, donde su reacción puede ser extrema.
Otras señales que se pueden ver en los niños son:
- Si hay sitios ruidosos o concurridos, los niños buscan la tranquilidad.
- La luz que es brillante, les molesta.
- Se agobia con lugares o personas.
- Los ruidos repentinos les sobresaltan.
- No abraza o toca a las personas.
- No usan las ropas que pican o que les resultan incómodas.
- No quieren probar alimentos y solo comen lo que les gustan.
- Tienen reacciones intensas con el olor o la textura de alimentos.
- El cambio de entorno o rutina les molestan.
La estimulación sensorial no se limitan a los cinco sentidos que se conocen, sino que la interocepción es aquel sentido que hace que se entiendan y sientan lo que ocurre en el cuerpo, haciendo que los pequeños tengan dificultades para ir al baño o con un umbral del dolor que no es usual.
La orientación del espacio y la conciencia corporal afecta, de este modo a los niños con dificultades sensoriales, donde existe una dificultad para reconocer dónde está su propio cuerpo en base al entorno o a las otras personas.