La función de la psicología educativa es estudiar, en primera instancia, los procesos de enseñanza y aprendizaje del ser humano.
Uno de los objetos de interés principales de esta rama de la psicología es aumentar la eficiencia de aprendizaje en las escuelas, apostando por el desarrollo de técnicas motivacionales, que además es una tarea pendiente en nuestro sistema educativo. En definitiva, se centra en el estudio del sistema educativo, analizando esta y otras debilidades para contribuir a la mejora del mismo.
Pero la psicología educativa también se encarga de otras funciones como la orientación al estudiante. Esto es especialmente relevante ya que uno de los principales problemas de la educación en España es la falta de motivación o incluso el pánico que experimentan los estudiantes ante la incertidumbre del futuro. Una incertidumbre que además también caracteriza al sistema con la sucesión constante de leyes y las discrepancias entre partidos políticos.
Otras de las funciones de la psicología educativa son el estudio de fenómenos relacionados con la memoria y el olvido, las dificultades que se experimentan en el proceso de aprendizaje, los factores que afectan a tales procesos como puede ser la personalidad propia de cada individuo o las condiciones familiares o las interacciones entre distintos componentes del sistema (entre alumnos, maestros-alumnos, etc.).
La psicología educativa permite que se aprovechen de la mejor manera posible los recursos educativos y adapta los planes de estudio a las tendencias y retos que van surgiendo en materia de educación, como puede ser la convergencia tecnológica. En este sentido, también es muy importante la adecuación de la materia a cada curso de formación.
En definitiva, lograr un sistema eficiente pasa por el desarrollo de la psicología educativa, lo que requiere que se le de valor y se apueste por ella.
