Cuando hablamos de Bienestar Emocional nos referimos al estado de ánimo en el cual nos sentimos bien, tranquilos, percibimos que dominamos nuestras emociones y somos capaces de hacer frente a las presiones del día a día, siendo la base para lograr una vida sana, feliz y plena.
¿Qué debemos saber?
Para lograr el Bienestar Emocional necesitamos encontrar un balance en todos los aspectos de nuestra vida: física, mental, emocional y espiritual. Es la habilidad de poder disfrutar la vida y a la vez de afrontar los problemas diarios que nos van surgiendo, ya sea tomando decisiones, lidiando y adaptándose a situaciones difíciles o dialogando acerca de nuestras necesidades y deseos.
La vida y las circunstancias cambian continuamente, por tanto nuestro carácter, pensamientos y sentimientos también fluctúan. A veces es normal sentir malestar: triste, preocupado, temeroso o inquieto. Pero estos tipos de sentimientos se convierten en problema cuando empiezan a obstaculizar la vida diaria por un prolongado de tiempo.
Las emociones
La emoción es una compleja combinación entre lo que percibes, cómo reacciona tu cuerpo y lo que te motiva a actuar. Todo ello produce en las personas un estado psicológico global que puede ser positivo o negativo, de poca o mucha intensidad y de corta o larga duración y que produce una expresión gestual que puede ser identificada por las demás personas.
¿Para qué sirven?
Las emociones cumplen la función de adaptarnos a nuestro entorno, no son buenas ni malas, son señales e información acerca de lo que nos rodea y de nosotros mismos. Sirven para informarnos sobre lo que necesitamos, nuestras metas y valores prioritarios, preparándonos e impulsándonos para actuar. Además nos invitan a evitar el dolor y a acercarnos a lo positivo. También nos informan sobre el estado emocional de otro ayudándonos a relacionarnos con los demás, Informando a su vez a los otros de cómo nos encontramos y de nuestras intenciones.
El estrés
El estrés es un proceso que se origina cuando las demandas de nuestro entorno superan nuestra capacidad para hacerles frente. Esto da lugar a cambios en nuestro organismo a nivel biológico y psicológico que a su vez podrían causar ciertas enfermedades. Las causas que provocan el estrés no son necesariamente derivadas de situaciones de peligro, dolorosas o perjudiciales, sino que pueden provenir también de situaciones más rutinarias que sufrimos a diario como pueden ser los atascos, ruidos de los vecinos o el tener que ir corriendo para llevar a nuestros hijos a tiempo a sus actividades.
El sueño
Cuando hablamos de higiene del sueño nos referimos a un estilo de vida que propicia un estado saludable para dormir. La mayoría de las personas se quedan dormidas y mantienen el sueño sin dificultad, sin embargo hay otras que no lo consiguen y esto suele deberse a unos hábitos poco adecuados para dormir. A continuación encontrarás algunas recomendaciones que te ayudarán a mejorar tu calidad de sueño:
Alimentación
Las comidas pesadas y muy próximas en el tiempo a la hora de irse a la cama pueden causar malas digestiones e interferir con el inicio y mantenimiento del sueño a lo largo de la noche. Una comida más ligera y con dos horas de antelación antes de irse a la cama puede ayudarte a que duermas mejor. Además, el beber leche o comer otros alimentos que contienen triptófano (pollo, atún, huevos, pistachos, etc.), una sustancia natural involucrada en la regulación del sueño, es aconsejable antes de irse a dormir.
Ambiente
Es importante mantener unas condiciones ambientales adecuadas en tu dormitorio para lograr dormir bien. La temperatura debe estar regulada de manera que no haga demasiado calor que pueda despertarte. Muchas personas se adaptan bien a los cambios de luz o los ruidos, si no es tu caso, puedes utilizar cortinas oscuras o antifaz si te molesta la luz u orejeras o aislar bien las ventanas en caso de ruido. Una cama confortable en una habitación tranquila y oscura es el mejor escenario para dormir plácidamente.
Actividad física
Una vida sedentaria, una actividad física poco regular o limitada puede llevarnos a padecer insomnio. Por el contrario, realizar actividad física regularmente ayuda a dormir mejor, sin embargo puede dejar de tener estos beneficios según el momento del día en el que se practique. La actividad realizada en un tiempo lejano a la hora de irse a la cama, como por ejemplo por la mañana o a primera hora de la tarde, no afecta negativamente a la hora de dormir.
Alcohol y sustancias estimulantes
Aunque aparentemente nos parezca que el consumo de alcohol nos ayuda a inducir el sueño al principio de la noche, lo cierto es que va a provocar interrupciones en sus etapas posteriores e incluso puede ocasionar pesadillas y dolor de cabeza al despertar. Por ello si decides tomar alguna bebida alcohólica y no quieres ver afectada tu calidad del sueño, deberás evitar hacerlo en horas cercanas antes de iniciar el sueño. Así mismo, las bebidas con cafeína consumidas de forma moderada no impiden el dormir bien, pero un consumo alto y regular puede perturbar el sueño y aparecer el insomnio. La nicotina en los fumadores también actúa como estimulante y puede dificultar el sueño.
Otros consejos para dormir bien:
- Intenta tener un mismo hábito todos los días de la semana y respetar el horario de irte a la cama y despertarte por la mañana. Evita dormir durante el día.
- Ve a la cama sólo si tienes sueño, en el caso de que te desveles no te quedes dando vueltas en la cama, realizar una actividad monótona fuera del dormitorio te ayudará a que vuelvan las ganas de dormir.
- Una ducha con el agua a temperatura del cuerpo te ayudará a relajarte antes de dormir.
- Evita las actividades excitantes y el uso de pantallas antes de irte a la cama, éstas activarán tu mente y te costará conciliar el sueño.
Las relaciones con los demás
Además de cuidarte a ti mismo, es importante cuidar las relaciones con los que nos rodean para gozar de bienestar emocional. El compartir las cosas del día a día, tus problemas y tus preocupaciones con personas de confianza o que hayan pasado por una situación parecida a la tuya, ayuda a encontrar soluciones y a sentirnos menos solos para afrontarlo. Por ello es recomendable dedicarle tiempo de calidad a familiares y amigos, a la vez que procuramos hacer nuevas amistades, esto supondrá la posibilidad reciproca de dar y recibir apoyo.
Fuente: Comunidad de Madrid